Santos
José Gregorio Hernández, un médico ejemplar, venezolano, nacido en Isnotú, pequeño pueblo del Estado Trujillo, es una de las figuras más interesantes de nuestra historia.
Profundamente religioso, su vida se desenvolvió entre la atención piadosa a los pacientes más necesitados y los repetidos intentos por asumir la carrera de sacerdote, la cual no puedo concretar. A raíz de su muerte trágica en un accidente automovilístico, comenzó a desarrollarse un culto místico hacia su espíritu y hoy en día son miles de devotos quienes aseguran haber sido curados por él, quien se les aparece para realizar operaciones y sanaciones milagrosas.
Su lugar de nacimiento, Isnotú, en los Andes venezolanos, se ha convertido en lugar de peregrinación. Sus devotos aguardan por la canonización, que desde hace años se encuentran en proceso en el Vaticano.
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